La llegada del ferrocarril a Alcázar de San Juan en 1854 sirve para impulsar la economía local, que no pasaba por su mejor momento, así como crear nuevos puestos de trabajo. La estación de tren de Alcázar de San Juan fue la primera estación de la provincia de Ciudad Real. Gracias a su situación geográfica, en el centro de la península, Alcázar se convirtió en un nudo ferroviario importante, lo que permitió también fomentar el comercio de la zona.
La importancia del tren en esta localidad manchega queda reflejada en el museo ferroviario, que a pesar de ser modesto es muy interesante. El Museo Ferroviario de Alcázar de San Juan fue fundado en 1985 por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Alcázar de San Juan. El proyecto ha ido creciendo —y se mantiene con vida— gracias al entusiasmo de los integrantes de la asociación.
Las primeras líneas de la estación de Alcázar de San Juan
La ampliación de la línea Madrid-Aranjuez impulsa la construcción de la estación de Alcázar de San Juan, que se inaugura en 1854. A esta línea le siguen la línea de Alicante en 1858, la línea que va a Ciudad Real en 1861 y la línea hacia Andalucía en 1866; al igual que otras líneas adyacentes. Este crecimiento obligó a ampliar la estación para poder acoger todo el tráfico.
Asimismo, en 1909, Alcázar se convirtió en una de las primeras estaciones de clasificación de la compañía MZA (Madrid a Zaragoza y Alicante).
Visitar el Museo del Ferrocarril de Alcázar de San Juan
El Museo Ferroviario de Alcázar se divide en dos partes: una interior y otra exterior.
Por un lado, en la parte exterior del museo podemos disfrutar de la maquinaria de gran tamaño como las locomotoras, la maquinaria de vía o las calderas de vapor. Destacan, entre otros, un vagón de mercancías de hace más de 150 años que proviene del centro de Europa y un ferrobús que se utilizaba en las líneas cortas como la de Quintanar de la Orden.
Asimismo, en la parte de atrás aún están los antiguos depósitos de agua que se usaban para las máquinas de vapor. Estos depósitos fueron diseñados por el famoso arquitecto francés Eiffel.
Por otro lado, en la parte interior encontramos objetos del día a día en el tren a lo largo del tiempo. En la sala de exposiciones interior podemos observar objetos variados como máquinas de billetes antiguas o piezas de la vajilla del coche salón del rey Alfonso XIII de la compañía MZA. También podemos disfrutar de una maqueta que se va ampliando poco a poco.
El museo se mantiene gracias a la pasión de los miembros de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y a las donaciones que puedan recibir. De ahí que únicamente abra los domingos al mediodía, de las 12.00 a las 14.00 horas. A pesar de los horarios, la visita merece la pena.
Normalmente uno de los integrantes de la asociación realiza visitas guiadas que resultan muy amenas. Así que visitar el museo es un buen plan para descubrir algunas curiosidades sobre la historia del tren en la región.
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